Mi reflexión en tiempo de cuarentena por el corona virus:

No pretendo restar valor al impacto económico de la situación mundial que se está viviendo pero en este momento quiero mostrarte una lectura diferente a la situación a la que nos enfrentamos.

Hay cientos de personas que aseguran que esta situación es un llamado de la naturaleza, otros que una maniobra política e incluso los que afirman que se trata de una profecía religiosa.

Se ven escenas de caos, de desabastecimiento, de miedo.

Pero en todo esto, hay algunos para quienes la cuarentena para evitar el contagio del corona virus es lo mejor que les ha pasado.

Déjame explicarte el motivo de mi afirmación.

Tengo la fortuna de vivir en una zona residencial tranquila, rodeada de muchas casas con familias pequeñas, parques infantiles, bosques para pasear, pequeñas canchas de futbol, calles de tránsito máximo de 10 km por hora. Una zona tranquila.
Pero esta área mágica que alberga cientos de familias parece normalmente un barrio fantasma.

Cada mañana salgo a caminar con mi pequeña mientras escucho algún libro y desde hace algunos días a acá, he notado la gran diferencia de que ahora este barrio tiene vida.

Se escuchan risas en las casas, hay gente en los jardines, veo madres y padres caminando por el bosque, veo familias jugando juegos de mesa a través de las ventanas e incluso he escuchado música en algunas casas.

Esto despertó mi curiosidad y empecé a preguntar a amigos y familiares cómo están viviendo estos días y en base a ello escribo estas palabras.

El brote del corona virus nos ha llevado a todos a la reflexión y a cambiar muchos aspectos de nuestras vidas.

Si pregunto a todos cuantos conozco qué es lo más importante para ellos, estoy segura que por lo menos 9 de cada 10 personas me responderán que sus familias son lo más importante.
Pero la respuesta no es igual cuando pregunto con quienes comparten la mayor cantidad de tiempo.

Y es ahí donde nace mi reflexión.

Una evidente falencia en el tiempo que dedicamos a nuestras prioridades

Llevamos una vida tan acelerada, continuamente trabajando para el mañana absortos en las preocupaciones, urgencias y planes que descuidamos el presente y lo que es más importante o lo que es peor aún, algunos ni siquiera saben qué es lo más importante.

Hay hogares en los que los habitantes recién se conocen gracias a la cuarentena del Corona Virus

Años casados, muchos con hijos, compartiendo día a día una cena, una cama y un par de veces al año unas vacaciones juntos, pero que en realidad no se conocen.

El día a día les ha dado un golpe a su egocéntrico ideal al descubrir que la vida en casa es más que el compromiso de aportar económicamente.
De repente se tienen que ver todo el día y tienen que actuar como un equipo.

Familias que de repente descubren que sus hijos ya saben leer, que nos les gusta comer frutillas y que su color favorito es el azul.

Parejas que no logran ponerse de acuerdo sobre la administración de la cocina criticándose, molestándose y frustrándose sin ver siquiera que se necesitan el uno al otro para sobrellevar esta crisis.

Jóvenes que aprenderán sobre historia en carne propia

Hay jóvenes que se niegan a aceptar que no pueden ser parte de encuentros sociales en estos días.

La cuarentena es aburrida, es un encierro injusto y no tiene sentido porque no los afecta a ellos.

Pero las estadísticas les empezarán a mostrar lo contrario cuando de repente no puedan tener el queso bajo en grasa que les gusta, o los 5 litros de leche chocolatada a los que están acostumbrados. Con rabia reclaman a sus padres, no quieren seguir las reglas y rechazan todo lo que se les pide.

Y es que están acostumbrados a demasiadas opciones y hoy las cosas ya no son igual. El estreno de sus películas favoritas se canceló, ya no hay partidos de fútbol que ver y la idea de no reunirse con sus amigos los llena de ansiedad.
Lastimosamente pronto comprenderán que están expuestos a circunstancias en las que la vida no es tan fácil y aún estando lejísimos de la realidad que otros viven, darán una pequeña probada al sabor amargo de la escasez y aislamiento que viven en lugares como Cuba, Venezuela o como la misma Alemania de los años 70s.

Aquellos para quienes estos son los mejores días de sus vidas

A este grupo pertenecen todos aquellos que sueñan con compartir el día a día con sus familias, trabajar desde casa y ver crecer a sus niños.
Están también los que construyeron una vida en familia y que en las últimas décadas se han sentido solos hasta que ahora, un virus mundial, ha traído a sus hijos nuevamente cerca a ellos.

Esta época de aislamiento y cuarentena es para muchos, en su inocencia, ignorancia, o decisión consciente, el mejor momento de sus vidas porque pueden compartir junto a quienes más aman. Aún cuando no hay pan fresco en la mesa, disfrutan del tiempo en familia que es lo que más valoran en sus vidas.

¡Y esto no significa que no estén trabajando, estudiando o produciendo!

Por el contrario, estas personas están comprometidas a salir adelante en esta crisis y continúan trabajando como puedan en lo que puedan. La diferencia está en que ahora lo hacen junto a las personas más importantes en sus vidas.

La gran mesa de comedor ya no está abandonada durante el día sino que alberga a todos, cada uno enfocado en su tarea académica o laboral y luego pasa a convertirse en el punto de encuentro para las pausas mientras comen juntos.

Juntos como hace tiempo no lo estaban.

Los jóvenes y niños en estas familias por fin conocen qué es lo que hacen sus padres. Los adultos se permiten conocerse más allá de la apurada rutina.

Y en este confuso e incierto momento mundial algunas familias se regalan la oportunidad de producir y buscar la forma de salir adelante juntos.

Millones en pérdidas, pero demostraciones de una nueva realidad

El impacto económico es gigante y aún difícil de pronosticar, pero esta nueva realidad obliga a ver alternativas diferentes a las acostumbradas.

Empresas que antes gastaban miles de dólares al año movilizando personal para tener comités y reuniones de una hora, hoy por hoy saben que una conferencia digital cumple el mismo objetivo evitando pérdidas enormes de tiempo y dinero.

Dejarán de importar las horas que el personal permanezca en su silla dentro de una oficina y se dará valor a la producción y cumplimiento de objetivos.

El valor del tiempo ahora tiene otra cara, un rostro más familiar.

Una nueva realidad nos muestra que en este mundo conectado, globalizado e inter-dependiente, las bases esenciales de la prosperidad siguen siendo las mismas.

Vivir aportando a otros, ser seres de producción y construcción y no seres de consumo, buscar soluciones y alternativas más prácticas en lugar de caer en la parálisis por exceso de opciones.

Y lo que ahora, con las estadísticas actuales, pienso que es lo más importante.

Caos y miedo que debe ser ganado con solidaridad y respeto

Mi lectura al ver el mundo bajo el denominador del corona virus es que podemos y queremos hacer el bien.

La solidaridad ha salido a flote y aunque hayan muchos locos comprando en exceso, violando las recomendaciones de aislamiento y compartiendo cada noticia negativa que hay en cualquier prensa, también estamos los otros, los que nos concentramos en dar una mano y apoyar para sobrellevar esta situación que nos afecta mundialmente.

Ahora necesitamos más empatía, cuidarnos los unos a los otros y en la distancia mostrar más amor y apoyo.

No podemos abrazarnos, pero si podemos sonreír mirando a los ojos y transmitiendo las mejores energías, salud y calma a todos los que nos rodean.

Podemos aprovechar las redes para saludar a los amigos y mostrarles nuestro aprecio.

Debemos ser empáticos y cuidar de todos, especialmente de los más vulnerables.

Y debemos producir y consumir, estamos en el deber de sostener esta economía librándonos del miedo y tomando la iniciativa.

No esperes que el gobierno te solucione todo, ni que los grandes empresarios, inversionistas u otros reactiven la circulación del dinero.

Esta es tú obligación, la mía y la de todos.

Estás en este mundo para aportar valor y ahora es el mejor momento para mostrarlo.

Vamos a salir adelante, vamos a apoyarnos todos y sobre todo, nunca más olvidaremos lo que es verdaderamente importante en esta vida.

– Mariela